Soy Escritora por formación y Licenciada en Administración por deformación. Me disfrazo a diario de sobria y trabajo para la patria capitalista en una respetable empresa de servicios. Amo mi profesión y estoy agradecida por el camino recorrido y las sendas que aún me faltan explorar. Pero a mí la formalidad me aplazó desde chiquita. Y esa rebelde con causa que me acompaña desde la cuna es mi razón de ser. Quizás, escribir sea mi válvula de escape.
Cuentan mis padres que a los seis años, mirando por la ventana de casa un complejo de edificios, garabateé con el dedo sobre el vidrio empañado "CADNA D DPARTAMENTOS". Supongo que fue mi primera metáfora. A los ocho compuse mi primera poesía (por ponerle un nombre a esas cortas oraciones con rimas obvias) dedicada a mi hermana, me encantaba hacer redacciones de más de dos carillas en el colegio, me inscribí en todos los concursos literarios que había, inclusive en los de canciones. En el secundario, escribía los discursos y obras de teatro para los actos y, ya en la Facultad, publiqué algunos artículos en el diario del Centro de Estudiantes. A nivel laboral, me las he ingeniado para participar en la redacción de folletos institucionales, blogs, webs, etc.
Sin embargo, las letras siempre fueron algo muy privado para mí, algo íntimo, casi como una confesión. Cuando me puse de novia con quien hoy es mi esposo, tuve una página web que él mismo diseñó pero que nunca me animé a difundir. Esa web se llamaba "Literalmente", como mi cuaderno. Con el tiempo, dejé de usarla y seguí escribiendo en papel. El dominio caducó y perdí mi web.
Después de casados, mi marido seguía insistiendo en que publicara de alguna forma y no terminé de decidirme hasta que apareció Mime. A Mime la conocí en el trabajo terminando el 2008 y nos hicimos amigas. Mime ya tenía un blog, ahora tiene varios, y se sumó a la tarea "quema cerebro" para que tuviera el mío. Y así nació Mente Literata, porque Literalmente ya existía en el mundo blogger. Mente Literata me llena de satisfacción y de mimos virtuales. Mente Literata es mi espacio, mi lugar en el mundo.
Pero todos aquellos que nos conocen a las dos, creían que teníamos que tener algo juntas. Y tanto va el cántaro a la fuente, que nos convencieron y así nació Ella&Mi, una esquina para la carcajada espontánea que escribimos juntas y amontonadas durante un año, hasta julio de 2011.
Ese blog fue mi spa, mi espacio de relax, de diversión, de juego. Hemos tenido más de ochocientos seguidores que aún hoy, reclaman continuidad.
Sin embargo, las letras siempre fueron algo muy privado para mí, algo íntimo, casi como una confesión. Cuando me puse de novia con quien hoy es mi esposo, tuve una página web que él mismo diseñó pero que nunca me animé a difundir. Esa web se llamaba "Literalmente", como mi cuaderno. Con el tiempo, dejé de usarla y seguí escribiendo en papel. El dominio caducó y perdí mi web.
Después de casados, mi marido seguía insistiendo en que publicara de alguna forma y no terminé de decidirme hasta que apareció Mime. A Mime la conocí en el trabajo terminando el 2008 y nos hicimos amigas. Mime ya tenía un blog, ahora tiene varios, y se sumó a la tarea "quema cerebro" para que tuviera el mío. Y así nació Mente Literata, porque Literalmente ya existía en el mundo blogger. Mente Literata me llena de satisfacción y de mimos virtuales. Mente Literata es mi espacio, mi lugar en el mundo.
Pero todos aquellos que nos conocen a las dos, creían que teníamos que tener algo juntas. Y tanto va el cántaro a la fuente, que nos convencieron y así nació Ella&Mi, una esquina para la carcajada espontánea que escribimos juntas y amontonadas durante un año, hasta julio de 2011.
Ese blog fue mi spa, mi espacio de relax, de diversión, de juego. Hemos tenido más de ochocientos seguidores que aún hoy, reclaman continuidad.
Y en este tren de escribir, me estaba faltando reirme un poco de mí, del ser mujer en el día a día, de compartir mis vergüenzas, mis torpezas, mis alegrías, mis bromas. Y así nace Alma de Loca. Este blog es como una visita a la intimidad del ser, a ese habitante oculto que todos tenemos y que más o menos controlamos, pero que, cada tanto, aparece. Generalmente para hacernos pasar un papelón. La loca. La que nos hace saltar la térmica, perder los estribos cuando estamos nerviosos, relajarnos cuando tomamos una copa demás o confesarnos sin tapujos si nos llegamos a enamorar.
Gracias a quienes se animen a compartir la inmensidad que estos rinconcitos literarios representan para mí. Estos huecos de aire puro en los que soy, SIMPLEMENTE, YO.
Adriana Fernandez
