- A quién le decís loca? Si, vos!!! Qué me mirás, eh? Nunca gritaste vos?
Podría haber encabezado este primer post con un clásico “Había una vez…”, pero definitivamente no es mi estilo.
Es que regresamos de las vacaciones. De la playa directo al centro porteño. La sensación es similar a la que se siente cuando uno sale del agua caliente de las termas para tirarse en bolas al río mendocino con agua de deshielo.
Yo venía onda zen. Inclusive en el viaje que nos tocó llovidito. Se hicieron largos los 450 km, pero con música, chistes de niños y mate casi ni nos dimos cuenta.
Llegar a Buenos Aires fue otro cantar. Diez de la noche con los hijos dormidos y con hambre, la heladerita descongelada con un par de yogures tibios, catorce bolsos llenos de ropa sucia y medio médano dentro del auto. Una postal. Casi.
Los bolsos que queden en el baúl. Mañana vemos. Así y todo parecíamos cuatro equecos en el ascensor. Las cuatro mochilas de viaje, el bolso del mate, la heladerita, las almohadas de los hijos, las cuatro camperas que nadie usó en todas las vacaciones, mi sombrero tipo Sofía Loren que es el tercer verano que llevo y no me pongo porque se me vuela y las llaves del departamento que las encontramos porque lo tengo más grande que la cabeza.
Entramos a casa y estaba todo limpito, prolijito, las camas tendidas, la cocina despejada, la mesa con su camino, los almohadones sobre el sillón, olor a perfume, olor a "hogar, dulce hogar", como dice mi hijo mayor. Cinco segundos y fracción duró eso, obvio.
- Má… qué vamos a comer? –El menor. Lo sabía!!! Sabía que venía la pregunta…
- No sé, hijo… ahora vemos. Seguramente pedimos algo. No hay nada en la heladera. Acabamos de llegar. Son más de las diez y por si fuera poco, es domingo.
- Pero tengo hambreeeee…
Lógico. Yo también. A mi marido se le cruza la idea de McDonald's, pero juro que si vuelvo a ver una hamburguesa en los próximos cuarenta y cinco días me hago vegetariana. ‘Sanguchitos’ no. Por favor, empanadas tampoco. Quince mediodías comiendo eso. Prefiero pizza.
- Le repito el pedido señora. Una grande de ‘musarela’, una chica de cebolla con jamón y queso, una cerveza fría de litro y una ‘esprái’ grande. Son cientocuarentaysietecontreinta.
- Ok
Y le dije “ok” porque no iba a discutir justo en ese momento y porque cuando uno viene de las vacaciones no sé por qué extraña razón meter la mano en el bolsillo y sacar plata es casi un acto reflejo… Pero ahora que lo escribo, pienso que la loca debería haber aparecido ahí, justo ahí… ciento cincuenta mangos? Y los treinta centavos? Jajajajaja me río de los treinta, si, si… me tengo que reir).
Sigamos.
- Ok. Cambio de cien, por favor.
- Señora, le dije cientocuarentaysietecontreinta
- Si, está bien, pero necesito cambio de cien… o es que en estos días aparecieron billetes de doscientos con la cara del eternauta y no me enteré?
- Ah, bueno. Le mando. Era para estar segura de que había entendido que eran cientocuarentaysietecontreinta. Cuarenta y cinco minutos, una hora y le entregamos su pedido.
No les dije a los chicos la demora. Les puse la tele. Y si. Ustedes nunca lo hicieron? Nuuuuuuuunca le pusieron la tele a los chicos para que no jodan? Bueno, si lo hicieron me van a entender. Si no lo hicieron, prueben. Funciona. No abusen, eh?
Mientras tanto, en Ciudad Gótica, comenzaban a escucharse los primeros sonidos del carnaval. Corso en la esquina. Ideal, no? Me voy a la cocina a acomodar parte del equipamiento equeco que dejamos repartidos por los setenta metros cuadrados. Mi marido decide salir al balcón a ver el desfile como si esto fuera el sambódromo de Río.
Más o menos media hora más tarde…
- Má… y la pizza? –el menor.
- …
Más o menos media hora más tarde…
- Má… No están tardando mucho? –el mayor.
- …
Más o menos media hora más tarde…
- Má… ni galletitas hay? –el menor, que no sé si les dije que en lo único que puede pensar es en comer
- Por qué no van al balcón con papi?
- Vamos, pero igual tenemos hambre –el mayor, que no sé si les dije, pero siempre tiene razón.
Agarro el teléfono, el inalámbrico (que en el único momento en el que está cargado es cuando volvemos de vacaciones) y salgo también a ver el corso.
- Sí, buenas noches, hace casi dos horitas hice un pedido… me dijeron cuarenta y cinco minutos…
- Sí, señora, puede ser… estamos demorados. Es domingo, carnaval, hay gent… (dejo de escucharla, un poco porque me aburre su tono y otro poco porque hay mucho ruido de redoblantes. Si, dije ruido. No es Río de Janeiro)
- Ok. Y podés decirme cuánto más van a demorar?
- Debería estar llegando, señora, su pedido de acá ya salió.
En ese momento, veo al chico del delivery que deja su moto contra un árbol, dos casas más adelante y viene bailando con MIS cajas de pizza en la mano, al son del candombe. Lo estoy mirando. Y tengo el inalámbrico en la mano. Con la pizzería del otro lado del auricular. Y al chico del delivery se le caen las cajas. Al revés, obvio. Cómo se cae una caja? Las levanta, las abre, acomoda las porciones con la mano, las vuelve a cerrar, agarra la bolsa con las botellas que había dejado en el piso, sigue bailoteando y se dirige hacia el edificio.
- Qué hacés, querido? En qué estás pensando? Si esa pizza es para mí te la llevás de vuelta!!! Tás trabajando, nene!!! Si querés bailar disfrazate y metete en la comparsa. Sin vergüenza!!! (a veces parezco mi abuela, ya sé). Manoseando la comida… Vaya uno a saber qué tocaste antes!!! Tengo dos criaturas, mirá!!! (y las criaturas me miran a mí)
- Disculpe señora, pero esta pizza no es para usted. Es mi pizza. Vivo en el edificio de al lado, en el cuarto.
Juro que no era yo la que hablaba. Era la loca. La que tengo adentro, la que comparte mi cuerpo. A la de la pizzería le corté. Justo en ese momento. Pero le corté.
- Uy!!! Perdoname, pibe… es que pedimos pizza y están demorados y traías dos cajitas y las botellas… y dejaste la moto… Perdoname…
No sé si les dije, pero frente a casa hay una garita de gendarmería. Bueno, el gendarme de turno no paraba de mirarme. Se asomó hacia el interior de la garita y le dijo a alguien por radio: No, no pasa nada… una loca del barrio que estaba gritando.
- A quién le decís loca? Si, vos!!! Qué me mirás, eh? Nunca gritaste vos?
Necesito vacaciones.
DOMINGO
-
Los domingos de mi infancia eran ceremoniales. No en todas las épocas se
seguía el mismo ritual, pero siempre tuvieron esa cosa de repetir hábitos
según ...
Hace 8 años
28 retruques:
Muy bueno!!!!
LOgré entrar !!! Qué te puedo decir que no te he dicho muchas veces !!!! Esta es tu vocación más liberadora.cuánto me alegra volver a encontrarte en éste valioso rincón. Beatriz
Fernandez! Muy bueno, me vi reflejado en varias escenas de tu relato...y en el titulo! Necesito vacaciones yaaaaaa! Tu humor y tu escritura...no me lo pierdo, ya suscripto!
Ch!
Gracias, Ari, por acompañarme siempre. Fundamentalmente, por ser parte de mi locura.
Gracias, Beatriz... qué bueno que luego de leerlo no me haya recomendado internación psiquiátrica... jajaja. Gracias, de verdad, por alentarme.
Gracias, Gus. Gracias por leer, por suscribirte, por estar y, sobretodo, por la risa compartida.
Genia. Nada más.
Me matas!!!Excelente!!!Tenes un talento especial para encontrar los "lugares comunes" ...eso que uno siempre piensa que solo a uno le pasa!!!je!Me hiciste reir!!jajaja!!!Al de la piza me lo imagino y todo!!!jajajaja!Felicitaciones!!!
Gon... Me queda enorme el calificativo, pero me halaga. Gracias totales.
Marce: mil gracias por la crítica y por comentar. Me alegra mucho arrancarte esas carcajadas.
jajjajajaja impecable!!! brindo por el regreso! Emita
jaaa muy bueno loca! JG
Por ahora no dá para reserva de habitación en el loquero,ponele, pero todos llevamos esa Loca, lo triste es que no todos lo reconocen, lo divertido es encontrarse con locas como vos, Te quiero Loca linda...Gracias por volver con Ella...
Genia total, algo te anticipé en la charla previa... Me encanta que le puedas dar rienda suelta a tus sueños y los conviertas en realidad. Me encanta leerte, el viejo te felicitaría...
Gracias, Emita.
JG... vos lo tenías que leer el jueves... (sólo para entendidos)
Gracias, Lucha!!!
Pachu... el viejo tendría su propio blog. Gracias por estar SIEMPRE.
una genia nena!! como siempre... como te dije anoche, me encanta leerte, que bueno que volvimos a encontrarnos!!
y que bueno saber que las locas somos varias!
Gracias, Clau!!!! Pienso lo mismo. Qué bueno y qué suerte. Es como dicen por ahí... hay cosas que son para toda la vida.
Bueno Fernández, como le dice alguien más por aquí, las cuestiones de locura siempre fueron de mi simpatía. No hay nada más genuino, más divertido y adorable que estar un poco loco... o mucho... Es para quererla más, así piantaa!!! Felicitaciones. Las letras agradecen su regreso ;) ;) Beso grande.
(cuando trato de Usted es que me pongo más tuteadora. ¿Ve? es la locura!)
Qué lindo, Adri,leer tan buenos comentarios !!! Yo también me identifico con Ella (conocés alguna psi. para recomendarme?)con ese ello, perdón,esa Ella que saldría con todas sus fuerzas, arrasando con todo y uno,creyendo dominarla, muy compuestamente sigue erguida y diplomáticamente su camino, atragantada por ello, perdón , por Ella. Jajaja !!!!! Beatriz
Me encantó!
Gracias, Sú!!!! qué lindas palabras!!!! Está bueno eso de no ser la única que simpatiza con la locura en la familia. :)
Beatriz... si está con dificultades con el Ello, digo con Ella, me avisa. Conozco una buena psicóloga. (Gracias, muchas gracias)
Gracias, Juanqui!!!! Bienvenido a este nuevo rincón!! (Estoy esperando la novela, eh?)
Amiga! qué feliz me hace poder encontrarte devuelta a través de tus textos. Gracias!!! por tanta locura.
Beso grande
Lili
Lili!!!!! Qué bueno verte por acá!!!!! Gracias por leer y comentar. Un beso gigante!!!!
Lili!!!!! Qué bueno verte por acá!!!!! Gracias por leer y comentar. Un beso gigante!!!!
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Ojo con lo que decís. Nunca se sabe si Ella lo lee antes que yo.